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  • Del desprecio al consenso: el aprendizaje constitucional de Milei

    Del desprecio al consenso: el aprendizaje constitucional de Milei

    Durante sus primeros meses de gobierno, Javier Milei encarnó una lógica política que chocaba con los valores esenciales de la Constitución.
    Su discurso de confrontación permanente, la descalificación a aliados y la desconfianza hacia el Congreso representaban una visión casi antipolítica del poder:
    la idea de que el cambio podía imponerse desde arriba, sin construir acuerdos ni reconocer límites institucionales.

    Sin embargo, la realidad económica y política fue implacable. Las dificultades para gobernar con minorías, los retrocesos legislativos y la pérdida de aliados lo obligaron a reconsiderar su estrategia.
    Milei parece comenzar a entender que la fortaleza del sistema no reside en la imposición, sino en el equilibrio de poderes y el diálogo:
    principios consagrados por la Constitución que había desdeñado.

    1. El límite constitucional al poder personalista

    La Constitución argentina, inspirada en el pensamiento liberal que Milei reivindica, no defiende el poder absoluto sino el gobierno limitado y consensual.
    El Presidente, al asumir, prometió respetarla, pero sus primeros actos —insultos a legisladores, desprecio por los partidos y tensiones con aliados— evidenciaron un rechazo práctico a ese pacto de convivencia.

    El intento de gobernar por decreto y la retórica contra el Congreso no fueron solo errores tácticos, sino señales de un
    desconocimiento del espíritu constitucional: la idea de que el poder se distribuye y se controla precisamente para evitar la arbitrariedad.

    2. La política como construcción, no como cruzada

    Milei descubrió que la realidad institucional argentina impone cooperación. Los “enemigos” que descalificaba resultaron ser los mismos actores con los que ahora necesita negociar para sostener la gobernabilidad.
    La práctica política, con sus acuerdos y concesiones, no contradice la pureza ideológica: la complementa.
    El pacto y la negociación son la manera en que una república canaliza los conflictos sin destruirse.

    El presidente empieza a aceptar que la confrontación constante desgasta y que reconstruir vínculos con el Congreso, los gobernadores y hasta con sectores sociales
    es una necesidad de Estado, no un gesto de debilidad.

    3. El giro pragmático

    El reciente acercamiento a figuras antes denostadas —aliados ocasionales, legisladores provinciales y parte del radicalismo— indica una revisión profunda.
    Ya no alcanza con la épica del outsider: gobernar exige articular mayorías, y eso implica escuchar, corregir y ceder.

    El cambio discursivo se traduce en gestos: menos insultos, más reuniones reservadas, mayor búsqueda de respaldo internacional y apertura a negociaciones con sectores productivos.

    4. El retorno a los valores de la Constitución

    Paradójicamente, este viraje puede devolver a Milei a las raíces del liberalismo político que siempre dice defender:

    • División de poderes
    • Respeto por el disenso
    • Negociación como instrumento republicano
    • Prudencia institucional frente a la improvisación

    El verdadero respeto por la Constitución no está en citar a Alberdi, sino en practicar su espíritu de equilibrio y diálogo.
    Si el Presidente consolida este aprendizaje, podría pasar de una política de conflicto permanente a una etapa de institucionalidad madura,
    donde la fuerza del gobierno provenga no del grito, sino del consenso.

    Conclusión

    La experiencia muestra que el liderazgo eficaz no se mide por cuántos adversarios se derrota, sino por cuántos acuerdos se construyen.
    Milei, tras meses de tensión y aislamiento, parece advertir que la Constitución no limita su poder: lo legitima.
    El desafío, de aquí en más, será transformar ese aprendizaje en política de Estado.

  • Argentina, EE. UU. y un giro de época: qué hay detrás del “rescate”, qué puede dejar y por qué importa para Occidente

    Argentina, EE. UU. y un giro de época: qué hay detrás del “rescate”, qué puede dejar y por qué importa para Occidente

    “El Tesoro de Estados Unidos está preparado… para tomar las medidas excepcionales que sean necesarias para estabilizar los mercados.”

    Este artículo integra tres piezas periodísticas recientes sobre el apoyo financiero de EE. UU. a la Argentina, un repaso de contexto geopolítico y un pronóstico optimista (sí, optimista pero crítico) sobre lo que podría quedar —aun si Milei pierde— en materia de cultura cívica y orden institucional. Incluye además un apartado sobre Medio Oriente y una reflexión sobre la incoherencia de ciertas izquierdas al relativizar autoritarismos.


    I) Sinopsis y citas breves

    Telemundo (EFE) informó que EE. UU. compró pesos argentinos y cerró un swap por US$ 20.000 millones con el BCRA, tras reuniones en Washington. Lo califican como un movimiento inusual para un aliado en problemas de liquidez; el anuncio vino con agradecimientos de Milei a Bessent y Trump, y subas de bonos/acciones en Argentina.

    “Estados Unidos compró directamente pesos argentinos… y finalizó un marco de intercambio de divisas por 20.000 millones.”

    El País remarca que el salvavidas llega en la recta final de las legislativas, que la depreciación del peso fue fuerte en 2025 y que la compra directa de pesos y el swap apuntan a estabilizar. Lo describe como medida extraordinaria que EE. UU. ha usado muy pocas veces desde 1996.

    “Se trata de una medida extraordinaria, que Estados Unidos ya ha realizado en cuatro ocasiones desde 1996.”

    BBC Mundo (vía republicaciones) detalló que el paquete contemplaba además compra de bonos y posible uso del Exchange Stabilization Fund. (Compárese con AP, Washington Post y Reuters, que confirman el núcleo: compra de pesos y swap por US$ 20.000 millones).


    II) Lo que significa el movimiento EE. UU.–Argentina (más allá del titular)

    1. Intervención rara, con timing político
      La compra de moneda local por un tercero soberano es excepcional y, en este caso, ocurre cerca de comicios legislativos. El efecto mercado fue inmediato (rally de bonos/acciones), pero la discusión sobre su motivación (técnica vs política) es legítima.
    2. Señal geopolítica
      En la competencia con China en América Latina, think tanks y analistas vienen reclamando una estrategia hemisférica más firme de EE. UU. (insulate-curtail-compete) y muestran cómo la presencia global de EE. UU. se reconfigura. El apoyo a Argentina encaja con ese reposicionamiento.
    3. No es gratis en términos de gobernanza
      Aunque Bessent enfatizó que “no es un rescate”, la línea usa instrumentos como el ESF y supone coordinación con el FMI y compromisos implícitos de política. La señal premia un sendero de orden fiscal/monetario, pero ata expectativas de consistencia macro y reformas.

    “Bessent… defendió que solo EE. UU. puede actuar con rapidez.”


    III) ¿Puede quedar algo “socialmente necesario” aunque Milei pierda?

    Mi tesis es clara: si baja la tolerancia a la corrupción y se ordenan incentivos, la sociedad gana a largo plazo, gobierne quien gobierne. Un optimismo condicional tiene base si ocurren tres cosas:

    Institucionalizar controles (compras públicas abiertas, auditorías, trazabilidad del gasto). Si queda como cultura política, otros gobiernos tendrán que respetarlo.

    Ampliar la ética republicana a partidos que hoy son opositores: rendición de cuentas y evaluación de políticas como “nuevo sentido común”.

    Blindar el equilibrio social: si el ajuste destruye capital humano (educación/salud), el rebote puede ser efímero.

    En lo social, el expediente Milei es mixto. Hubo vetos duros en pensiones (7,2% de aumento extraordinario rechazado) y choques con universidades; al mismo tiempo, UNICEF y prensa económica registraron mejoras en indicadores de pobreza infantil en 2025 (con cautela metodológica).

    “Milei… impuso su veto a la ley que ordenaba un aumento ‘excepcional y de emergencia’ en las pensiones.”

    En industria, la UIA mostró un rebote puntual a inicios de 2025 tras 18 meses de caída, pero luego reportes marcaron debilidad y cautela empresaria. (Señal de que el “orden macro” todavía no se tradujo en tracción productiva sostenida).

    En educación, el tanque de datos Argentinos por la Educación exhibe una recuperación presupuestaria marginal en 2025 frente a un 2024 muy contractivo —todavía por debajo de niveles previos—: alerta sobre el riesgo de descapitalizar el sistema.

    Balance honesto: si el legado es menos discrecionalidad y más transparencia medible, la “huella” socialmente necesaria puede perdurar aunque Milei pierda. Si no, el péndulo volverá con más cinismo.


    IV) Occidente y la necesidad de fortaleza (con Medio Oriente en el centro)

    El alto el fuego Israel–Hamas entró en una primera fase con intercambio de rehenes y retirada parcial; el texto habla de un esfuerzo por aliviar el hambre en Gaza y de una ventana para negociación más amplia. Es una oportunidad frágil: requiere cumplimiento pleno y arquitectura de seguridad creíble.

    “El acuerdo… pretende aumentar la ayuda a una Gaza asolada por el hambre.”

    Traducción práctica:

    Durante dos años, la guerra desestabilizó la región (frentes con Hezbollah, Yemen, Irán) y erosionó el consenso internacional; la ONU llegó a reclamar cese inmediato y permanente, con votaciones abrumadoras en Asamblea. La coherencia occidental —derecho internacional y protección de civiles— es condición para recuperar legitimidad.

    Diplomacia dura + ayuda masiva bajo estándares de DIH.

    Condicionalidad para actores locales que violen derechos.

    Coaliciones con aliados democráticos (incluida América Latina) que respalden libertad de prensa, pluralismo y rendición de cuentas —no solo “alineamiento” militar.

    Afirmar valores no excluye reconocer errores: es un activo estratégico, no un eslogan.


    V) La competencia EE. UU.–China y por qué toca a Argentina

    Informes (CSIS, CFR, Elcano) insisten en que EE. UU. necesita reconstruir presencia en la región para competir con China en infraestructura, tecnología, finanzas y datos. De ahí la importancia de aliados con reglas claras, control anticorrupción, y estabilidad jurídica. El apoyo a Argentina cuadra en esa disputa de poder.

    “Una estrategia… debe aislar, restringir y competir con la influencia china en ALC.”


    VI) Sobre la incoherencia ante autoritarismos

    Mi señalamiento apunta a un problema real: dobles raseros. Hay regímenes (no “pueblos” ni “regiones”) con patrones sistemáticos de represión:

    Nicaragua: desapariciones forzadas, persecución, control total del Estado, según ONU y HRW.

    Cuba: detenciones arbitrarias persistentes; presos de conciencia re-encarcelados en 2025 (Amnistía / HRW).

    Rusia: censura bélica y penas desproporcionadas contra disidencia (HRW, prensa internacional).

    China: persistencia de represión y cierre de espacios cívicos, denuncias sostenidas en foros internacionales (HRW/Amnistía).

    “El Gobierno [de Nicaragua] ha desmantelado los últimos contrapesos al poder, mediante graves violaciones.” (ONU)

    Llamar a esto “autoritarismos amigos” según conveniencia ideológica debilita cualquier causa progresista genuina. Una izquierda democrática coherente (y una derecha liberal honesta) deberían sostener libertades civiles y derechos humanos siempre, sin atajos.


    VII) Un pronóstico positivo (condicional, pero posible)

    1. Legado institucional
      Si de este ciclo queda una baja tolerancia a la corrupción, mejores controles de gasto y evaluación ex post, Argentina puede madurar políticamente. El voto futuro (sea cual sea) castigará el clientelismo visible.
    2. Macroeconomía y tejido social
      Ordenar precios y déficit es condición necesaria; no suficiente. Si el Estado se profesionaliza y prioriza (pobreza infantil, alfabetización, salud primaria), el capital social resiste el ajuste. (Ojo con educación: señales ambivalentes y riesgo de subinversión).
    3. Occidente con músculo y principios
      La competencia sistémica exige algo más que sanciones: credibilidad. Medio Oriente ofrece la prueba: cese al fuego, ayuda, reconstrucción y institucionalidad o no habrá paz sostenible.
    4. América Latina con voz propia
      Una Argentina que se ordena y crece (con industria, PyMEs, ciencia) puede codiseñar reglas con Occidente y no quedar como periferia extractiva. Ese es el antídoto contra cualquier dependencia —venga de Washington, Pekín o Moscú.

    Fuentes:

    Telemundo/EFE: compra de pesos y swap por US$ 20.000 millones.

    El País: carácter “extraordinario” de la intervención y detalles del anuncio.

    AP / Washington Post / Reuters: confirmaciones y contexto del paquete.

    CSIS / CFR / Elcano: estrategia de EE. UU. en ALC y presencia global.

    Reuters / The Guardian / Sky News: alto el fuego inicial en Gaza y ayuda humanitaria.

    UIA / Infobae / Argentinos por la Educación: industria y educación.

    EFE: veto a aumentos de pensiones.

    ONU / HRW / Amnistía: deterioros de DD. HH. en regímenes autoritarios.


    Cierre

    Si Argentina aprovecha el envión externo para ordenar con reglas, proteger su capital humano y jugar en equipo con democracias que respalden libertades y Estado de derecho, hay razones para un optimismo lúcido. No por fe en líderes, sino por instituciones que queden después de ellos.